Mi opinión sobre la película “Don’t Worry Darling”

Uno de mis hijos me estaba insistiendo para que vea una película que se le pareció mucho a mí y que estaba seguro que me iba a encantar.

Me insistió al punto de decirme: “mami, por favor, deja lo que estás haciendo y siéntate a ver la película que te dije. Confía que la vas a amar”.

Y así lo hice. Destiné parte de mi domingo lluvioso a apreciar la recomendación y puedo confesar que quedé impresionada.

“Don’t Worry Darling” es un guión que revela la imposición de los prejuicios y estereotipos que controlan los cuerpos de las mujeres y de los hombres, y nos dicen cuál es el lugar que “debemos” ocupar en el mundo para asegurar el “orden” establecido para sostener el poder de quienes dominan el escenario público, y de quienes estamos supuestas a servirles para que puedan salir a seguir controlándonos.

La película es brillante, porque expresa de una manera hermosa una realidad que duele, que necesitamos entender para poder asimilar.

Es una obra de arte para quienes nos interesa definir quiénes realmente somos y que queremos lograr vivir según nuestra identidad para que la vida nos sirva a nosotras.

Es un regalo para aquellos humanos que les interesa hackear el sistema para salirse de la matriz que nos dice lo que tenemos que vivir para encajar, lo que tenemos que tener, recordar, exhibir y mostrar para pertenecer y ser “normales”.

“Don’t Worry Darling” demuestra lo que sufren aquellas mujeres que cuestionan, que no siguen la manada, que piensan y que se rebelan al estatus quo.

Es tan magnífica porque de una manera magistral nos muestra el camino que estamos construyendo quienes nos atrevemos a cambiar de rumbo y a definir nuevas maneras de mirar, de vivir y de pensar.

Nos muestra lo que le duele a la masculinidad hegemónica que las mujeres tengan una vida que no les sirva a ellos, que sea productiva, no sólo reproductiva.

Amé cómo se utiliza la maternidad como una herramienta para sostener el control sobre las mujeres y mantenerlas atadas a las tareas de los cuidados con la excusa del amor a la familia y al hogar, para que no se atrevan a rebelarse y atreverse a exigir un espacio en el escenario público para desarrollarse profesionalmente.

Me encantó cómo ilustraron el lavado de cerebro que nos hacen desde que nacemos con la ideología del “orden natural” que nos dice que nosotras nacimos para mantenernos discretas, atentas, amables y servir para que los hombres puedan lograr ser los dueños del mundo.

Una de las grandezas de la película es que relata la frustración que siente la masculinidad hegemónica cuando no puede controlar y ocupar el rol de proveedor del hogar; lo confundidos y desesperados que se sienten los que responden a este patrón cuando no tienen el poder que demanda la manada para ser considerados “hombres honorables” y “cabezas de familia”.

La película es imperdible. Tanto que la veré otra vez.

Disponible en HBO+

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