La superficialidad no es mi lugar

Me invitaron a un evento y decidí asistir porque entendía que el tema de la actividad me iba a aportar herramientas para seguir haciendo labor social y mejorando las técnicas que usamos para educar en comunidades vulnerables.

Cuando llegué, me di cuenta que había caído en la trampa social de los eventos “pantalla” que se hacen para exhibir poses, caretas y vidas perfectas.

Desde la entrada y la manera de recibir a los invitados sentí la misma energía fría y cortante que no la produce ningún aire acondicionado, y confirmé una vez más que ese no era mi lugar.

Por eso soy muy selectiva con los eventos que asisto, porque las caretas me aburren y la superficialidad me asfixia. Me criaron para conectar con humanos, para conocer personas y crecer con historias de vida, no con cuentos de hadas.

El trabajo y la labor social que venimos haciendo desde hace años a través de Rexpuestas, educando sexualmente, entendiendo las realidades sociales, escuchando historias en las que no hay ni príncipes ni finales felices, viviendo y compartiendo el dolor de gente que no tiene nada, que vive una realidad que duele, nos ha pulido a todo el equipo que me acompaña durante todos estos años y nos ha hecho apreciar el fondo y querer iluminarlo para inspirar a muchos a subir.

Con los años y la experiencia, ya no tengo tiempo ni paciencia para escuchar conversaciones donde solo se habla del “yo tengo”, “yo soy”, “yo quiero”. Me marean las poses y me dan alergia los egos inflados.

Entendí que para aprovechar la experiencia y los años que me quedan necesito ser muy selectiva con quien invierto mi tiempo.

Los años me han enseñado que el alma se alimenta con la humanidad que te aporta una vida sencilla.

He aprendido que los más ricos son quienes menos necesitan, y quienes construyen relaciones con gente real.

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