Mujer pensando

Mi amiga divorciada que no le interesa tener pareja

Un lunes caluroso, a eso del mediodía, entraba a mi sesión de natación y me encuentro con una amiga que tenía años sin ver. Poniéndonos al día con nuestras vidas, me comenta que tiene dos años divorciada y que estaba viviendo la mejor etapa de su vida. Me contaba que había vuelto a nadar, que se sentía libre, que se estaba encontrando con ella misma y aprendiendo a enamorarse de su vida. Me encantaba su cara de niña feliz, cuando me contaba lo que estaba viviendo.

Entre risas y una conversación íntima, me contó que era una sensación agridulce, porque estaba harta de la gente preguntándole que cuándo se volvería a casar, de la presión social de su misma familia porque según ellos «sus hijos necesitan la figura de un padre», que ella no se puede quedar sola, porque está incompleta. Me decía que ha dejado de relacionarse con familiares y amigos que han llegado al punto de presentarle “pretendientes” que ellos consideran adecuados para ella, lo que ella misma define como “acoso”.

Luego de salir de la piscina, me puse a analizar cómo la sociedad no deja de establecer sus estándar de “normalidad” aunque esto implique que la gente sea infeliz.

La media naranja

El concepto de «mujer completa» que la sociedad nos ha vendido es aquella que tiene un hombre a su lado que la haga feliz, pero yo me hago la pregunta: ¿Y si no me interesa tener pareja? ¿Y si me siento completa sola? ¿Y si mi concepto de felicidad no contempla una pareja? ¿Estaré loca, o pertenezco a una especie femenina no identificada?

El concepto de “media naranja” que nos han vendido, aquel que dice que nacimos incompletos y que solo con una pareja logramos completarnos ha sido uno de los culpables de esta presión que viven muchas mujeres que decidieron divorciarse y de aquellos que no tienen en sus planes tener pareja.

Cuando hablamos de diversidad, cuando hablamos de respeto a la vida y a las decisiones de los demás, nos referimos a que nadie, ni siquiera la sociedad más grande del mundo tiene derecho a presionar, imponer y mucho menos etiquetar a nadie porque decida algo que le beneficie y que no le haga daño a nadie.

La vida personal es «personal», por lo que si no te están preguntando, no opines y pon atención a que tu vida personal funcione de acuerdo a lo que a ti te acomode.

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